lunes, octubre 15, 2012

BIEN VIVIR: una noción con dos raíces

No siempre diversidad de culturas y de historias implica diferencias profundas en concepciones y principios, no siempre se conocen las raíces que procesos históricos de larga data han tenido o cómo categorías distintas se parecen en su esencia. Muchas veces las raíces del mundo europeo y su legado histórico se contraponen como irreconciliables con las nociones originarias de otras culturas, y en particular de la cultura prehispánica de nuestro continente. Muchas veces la trayectoria de nociones esenciales nos lleva llamar de distinta manera ideas esencialmente afines y en pocas ocasiones nos encontramos que nociones equivalentes, con orígenes e historias muy distintas, han tenido también contenidos muy similares o casi idénticos.

Bien Vivir es una categoría de la que se puede sostener que tiene una raíz europea muy antigua, pues se le atribuye ni más ni menos que a Aristóteles. Bien vivir es “eudaimonía”: buen (“eu”) “daimon”, buen hacer y saber, la felicidad que es la máxima aspiración humana que se confunde con la virtud, es estar contentos, dichosos, llevar una vida agradable vida noble y mesurada.

Pero por otra parte el Bien Vivir también tiene profundas raíces en diversos pueblos originarios del continente, aparece con distintos lenguajes en los planteos esenciales de variados pueblos prehispánicos, que aspiraban a un bienestar que no sería simplemente el económico. Los pueblos Aymara aspiraban a ser qamiris (personas que viven bien), los Quechuas anhelaban ser un qhapaj (gente que vive bien), los Guaraníes buscaban ser personas en armonía con la naturaleza, es decir que espera algun día ser iyambae.

Bien Vivir es una condición dónde los seres humanos en comunidades se proponen apoyarse y alcanzar como colectivo el bienestar en un sentido amplio, que incluye las condiciones básicas materiales, pero que busca un horizonte mucho más integral, que busca la felicidad humana en armonía con la naturaleza a lo largo del tiempo.