jueves, marzo 15, 2012

200 años: la ruta de los Argüellos…

A finales del Siglo XVIII, por los años 1790s quizás, se conformó una pareja de jóvenes heredianos que contrajo matrimonio, el 2 de junio de 1805, en La Inmaculada Concepción de HEREDIA (o sea la parroquia central de la ciudad de Heredia, que había sido construida en 1796). Nicolás Argueyo y Anselma Gonsales un año después dieron a luz a su primogénito, Liberato, quien en su juventud se trasladaría al caserío de la Lajuela. Este poblado había sido creado recién en 1782 con unas pocas familias. No fue sino hasta 1790 que las autoridades españolas ordenaron la constitución de una parroquia en Alajuela, la que se construiría poco a poco en los años siguientes, de manera que el primogénito de Nicolás y Anselma sería uno de los que llegaron en los primeros años del pueblo y de su propia vida; ahí formaría familia y seguiría su ruta, ya casado, hacia otros pueblos en formación, siendo pioneros en diversos momentos de su vida.

Alajuela fue nombrada Villa Hermosa hasta 1831, cuando ya Liberato Arguello Gonzalez estaba ahí asentado y dónde se casaría seis años después, en 1837, a la edad de 31 años. El herediano contrajo matrimonio con una alajuelense, Ygnacia Alvarez Alvarado, de padre alajuelense y madre herediana. Estos últimos se habían casado también en Santa Iglesia Parroquia de San Juan Nepomuceno de Alajuela en 1831, que precisamente ese año estaba inaugurando la condición de villa, es decir eran de los primeros habitantes de la nueva villa.

De cepa Herediana, pero migrados hacia Alajuela, Liberato e Ygnacia iniciaron una nueva aventura migratoria, muy normal por aquellos años en que iniciaba un auge económico asociado con el comercio internacional y la exportación de café en la ruta que va desde Cartago hacia el oeste, que consolidó la antigua villa de Heredia y la nueva de Alajuela, pero también los poblados localizados en la ruta desde Alajuela al puerto de Puntarenas, atravesando los Cerros del Aguacate: Atenas, Orotina y Esparza. La pareja llegó a Atenas, a inicios de la década de 1840s, a un pueblo que apenas fundaba su parroquia (un signo inicial de consolidación y relativa estabilidad). No fue sino hasta en 1833 que los vecinos de Sabana Larga presentaron una solicitud para edificar una ermita, que se dedicaría en 1846 al arcángel San Rafael ya como parroquia en la nueva ubicación del poblado.

La pareja se asentó en Atenas y se ocupó en tareas agrícolas y comerciales de pequeña escala, pobremente, como casi todos los vecinos de ese poblado, que se empezaba a dinamizar con el paso de las largas filas de carretas cargadas de café hacia el puerto de Puntarenas y los mercados europeos.

Liberato e Ygnacia dieron a luz a su primogénita Rafaela Arguello Alvarez en Atenas en 1843, quien murió muy joven, a los 30 años de edad, en 1873, luego de dar a luz a cuatro hijos, siempre sin casarse. Una de sus hijas, también nacida en Atenas, en enero de 1866 y que fue bautizada en la parroquia de Atenas, sería Ildefonsa Arguello, quien también dio a luz a cinco hijos sin casarse y murió joven de parto. Esa notoria característica que se repite en ambas generaciones no es extraña, sino más bien normal en poblados recién iniciados y cambiantes, de pocas familias casi siempre aisladas en fincas y terrenos de cultivo; los que para la época no tenían mayor institucionalidad y muy jóvenes, casi adolescentes, iniciaban relaciones de pareja no siempre duraderas o formales, pero casi siempre con hijos que quedarían al cuidado de la muchacha en casa de sus parientes.

Uno de los hijos de Idefonsa nació el 12 de octubre de 1891 en Atenas y fue bautizado al día siguiente en la misma parroquia de la villa de Atenas. Se llamó Nicomedes Argüello González, y fue quien inició una nueva rama 'urbana' de la familia pues migró hacia San José y, aunque de origen campesino de un pequeño pueblito localizado en media montaña y de familia de agricultores, se conocía como de oficio albañil, un trabajo más bien típicamente urbano, ya cuando a los 39 años contrajo matrimonio con María Cartín Jiménez, el 7 de marzo de 1931, en la parroquia de La Merced, en el centro de San José.

María era escazuceña, de los Cartín de cinco generaciones, pero se fue a radicar con su marido en un viejo caserío en la margen del Río Virilla conocido como La Uruca, al nor-oeste de San José, donde creció su único hijo, Víctor Manuel Argüello Cartín (nacido el 26 de agosto de 1915 ahí en La Uruca, San José), de oficio trabajador de la construcción (carpintero, albañil, pintor, maestro de obras...), ya en una familia completamente urbana, del centro capitalino nacional y quien fuera mi padre.