viernes, octubre 05, 2007

QUE SE VAYAN ELLOS

La ley del garrote que están sacando en estas últimas horas antes del referendo es cada vez más descarnada y falta de dignidad.

Primero llaman a la Ministra de Comercio de EEUU para que nos diga cómo votar el domingo, o de lo contrario nos castiga, y con eso hacen tres conferencias de prensa (en Zapote, con los empresarios, y en la Asamblea) y numerosas entrevistas para explicarnos cómo lo que dice la señora tenemos que obedecerlo y ya, calladitos.

Luego, indican que los empresarios se irán a otros países con todos sus chunches y, una vez más el viejo garrote, que las textileras cerrarán poco menos que de inmediato y decenas de miles de familias se morirán de hambre.

Lo que ha sucedido en todos los demás países de la región, incluido México, es que la única salida con TLC aprobado es la migración masiva de los campesinos y otros pobres hacia el norte, y muchos nicaragüenses hacia Costa Rica, pues alcanzan niveles de desempleo de más del 25 % (y de mucho más) y aquí es de menos del diez, con claros faltantes en agricultura, construcción y turismo y diversidad de servicios públicos y privados, como los domésticos.

Pero ahora, cuando se avecina una decisión soberana que parece que dirá que 'NO al TLC', por múltiples razones dignas y económicas o políticas e ideológicas, los empresarios indignos nos amenazan con irse con sus capitales a otros países.

NO hay problema, quizás es tiempo de que migren esos empresarios y esos banqueros, en vez de los campesinos, los pobres y sectores medios empobrecidos de las ciudades.

Un país con las potencialidades de este en temas como la biodiversidad, el paisaje y los recursos naturales, junto a masas de cientos de miles personas pensantes y educadas no tendrá problemas en inventarse nuevos trabajos y que surjan nuevos empresarios que negocien con el mundo entero, incluidos los Estados Unidos, y ocupen el lugar de los que se vayan.


-jueves, 04 de octubre de 2007-

Don Oscar se suicida y se condena al infierno

Fiel a su pre-copernicana percepción del mundo, donde el centro del universo es él y con su egolatría incólume, asumiendo que lo que le sucede a él nos sucede a todos, el señor Oscar Arias, ya cerca de cumplir setenta años y viendo fracasado su último proyecto de vida y su carrera política; y además a la espera de un desenlace que le parece todavía impensable, dice que estamos cometiendo un suicidio colectivo y le echa la culpa a la Iglesia Católica.

La realidad es otra, al margen de si el domingo siete la ciudadanía de este país confirma los últimos resultados de las encuestas, el que se suicida políticamente es don Oscar, acompañado (obvio) por su séquito, sumisos servidores y concubinas, como los antiguos faraones. Pero además se condena al infierno, él solo como católico, por acusar a la Santa Iglesia Católica de su fracaso.

De resultar el referendo en un rechazo claro al TLC, es claro que lo que se rechaza más que a un texto complejo y poco conocido, es a la posición y la forma particular de gobernar del señor Arias, es a la desfachatez y la falta de seriedad de sus afirmaciones; es al autoritarismo y el desprecio que –creyéndose águila- siente por casi cualquier otro que no sea pariente, súbdito o vasallo; es porque ha considerado arrastrados caracoles a todos los que piensen de otra forma y porque cuando fracasa no tiene asco para tirar al fuego a sus más queridos amigos o culpar a la más importante institución eclesiástica del mundo de los últimos mil años.

Muchas culpas tiene la Iglesia Católica, pero una NO es el fracaso de don Oscar Arias.

Un resultado abultado en su contra lo deslegitimaría para gobernar. Si tuviera un gramo de dignidad y de decencia, haría lo que hizo la señora Thatcher, renunciar luego del evidente repudio de su pueblo en las calles y las urnas.

Que la señora vicepresidenta asuma, como manda la ley, y organice un gobierno de diálogo que permita al país iniciar una nueva etapa de transición razonable, racional, equilibrada, negociada y que impulse nuevas formas de comunicación que abran un período de mutua aceptación y comprensión entre los grupos hasta las elecciones del 2010.

-4 de octubre del 2007-

NO resultaron ser cuatro gatos -y gatas-

Dijo un coplero como a las 11:30 am, en la tarima ‘cultural’, cuando pasaba la avioneta del sí con una pancarta provocadora:

Los del sí nos mandan mensajitos
En avión
Porque no tienen gente para llenar
El Paseo Colón


Habiendo recorrido dos veces desde La Sabana hasta la Catedral y de vuelta y habiendo observado ampliamente ‘patiando’ la calle, in sito si se quiere más elegante, –a partir de las nueve de la mañana y hasta las tres de la tarde- y haciendo números de anchos de calles y distancias desde la primera tarima –en El Centro Colón- hasta el Hospital y promedios de gentes por metro cuadrado, mi cálculo de asistencia es de alrededor de doscientas cincuenta mil personas, todos votantes, al momento de iniciarse el discurso de fondo.

Fue la manifestación más grande que haya visto en toda mi vida en Costa Rica, por lo menos en mis casi cincuenta años de recuerdos, pues estuve en el recibimiento de Calderón Guardia (1958) con mis padres que eran mariachis de güeso colorado, y claro en decenas de marchas durante los años setentas y ochentas, incluyendo obviamente la de Alcoa con mis compañeros del colegio en 1970.

Es la más grande manifestación pública (pacífica, alegre, bulliciosa, creativa, llena de risas, joven también por la presencia de muchas personas adultas mayores) en que he sido testigo en este país, y en mi experiencia personal. Esa manifestación de hoy fue mucho más grande que la manifestación contra los impuestos (‘Poll Tax Riots’ en Londres, 1990) que llevó a la renuncia de M Thatcher luego de más de una década de su experimento neoliberal en Inglaterra (por aquello de poner las barbas en remojo…). En mi experiencia personal esta manifestación solo es superada por la llegada del Papa a Managua en 1983 y el cierre de la campaña electoral sandinista en 1990.

La diferencia de la manifestación de hoy, 30 de setiembre del 2007 en San José, con estos dos últimos casos citados (en Nicaragua, y en las que estuve presente) es que en aquellas unos gigantescos aparatos estatales y eclesiásticos, con apoyo económico externo inmenso, movilizaron a enormes masas al margen de su verdadera voluntad y lo hicieron con presiones de todo tipo, desde la amenaza de excomunión hasta la amenaza del empleo, y utilizaron todo el transporte del país para mover la gente y prácticamente secuestraron todos los buses y taxis del país –Nicaragua- al servicio de la movilización. Hoy en Costa Rica, cada quien llegó por su propia cuenta, a pesar de la oposición de Gobierno, todo su aparato y prácticamente toda la prensa y televisión comercial, a pesar de las presiones, las amenazas y la campaña del miedo. La movilización fue por cuenta de cada quien, por sus medios y sin miedo. Los comités patrióticos locales lograron que llegaran gentes de todos lados, y también de Talamanca, desde donde los representantes de los indígenas salieron en horas de la madrugada. Nadie los obligó o presionó, todo lo contrario.

Esa es una diferencia esencial.

Esa presencia de hoy en la calle, inmensa y única en toda la historia de Costa Rica (aunque la prensa trate de invisibilizarla), debe multiplicarse en las urnas en una semana, pues cada manifestante, convencido como para ir hoy contra todas las presiones, influirá sin duda en varios votos familiares o de amigos, en particular impulsado por la inmensa fuerza que significa haber estado hoy ahí presente en ese Paseo Colón abarrotado.

Un viejo amigo, científico social, quien también había hecho el mismo tipo de recorrido y observación –como corresponde-y que siempre se ha destacado por su ecuanimidad y cordura en sus opiniones, me dijo al final, cuando por casualidad lo encontré en medio de la multitud, ‘solo con fraude puede ganar el sí’, y le dije, ellos ni siquiera intentaron movilizar a su gente.

Solo quería dejar este testimonio.

Estemos atentos a lo que suceda en las urnas el día 7.

-30 set 07-