lunes, enero 11, 2010

SERÁ UN GOBIERNO DE MUCHAS PANGAS

En estos días de finales y principios de año, se comenta sobre las posibilidades reales de resolver la elección en primera vuelta, se debate sobre si habrá o no segunda ronda, sobre la existencia, por primera vez, de una opción entre la derecha y la extrema derecha. Los resultados de las encuestas, el comportamiento de los segmentos al interior de los partidos y de la gente que se dejó de ver, o se fue del todo, son tema del día a día, así como, las volteretas y la calidad de la propaganda, o su impacto relativo. También se discute sobre los grupos de poder dentro de los partidos y sus fichas colocadas en posiciones de avance, o quizás de amarre de otros, sobre las largas listas de ministras ‘to be’, los negocios con la colocación de bonos y la donación camuflada de los tipo C, en fin… sobre las interpretaciones, por decirlo menos, sui géneris, del TSE, sin dejar de lado, lo que refiere a los diversos grupos detrás de cada rumor o chisme contradictorio que se recibe de amigos y gente supuestamente informada.

Entre razonamientos, disertaciones o peroratas, la enorme diferencia positiva que parece favorecer a la candidata oficial no se ha debilitado, no lo suficiente como para que se requiera de una segunda ronda, y si así se diera, por algún milagro o aberración extraña en el comportamiento usual de los electores, ésta ganaría en la segunda ronda, pues una enorme mayoría del centro izquierda y de los sectores de ingreso medio que hoy no la apoyan, jamás votarían por la extrema derecha, y si no tienen candidatos de la izquierda o centro izquierda, le darían el beneficio de la duda a la mujer y a la tradición de que el PLN algún día fue, y que en éste, quizás todavía ahí hay gente que sea, de alguna forma, en alguna medida o en el fondo de su corazón, de centro izquierda.

Esta vez hay una situación especial, distinta, nueva, única en la historia y eso pesará con muchos puntos porcentuales: decenas de miles de mujeres saldrán a votar por sí mismas.

No requieren programas, planes, propuestas, debates ganados: votarán por la mujer, por una mujer, por una de ellas. Ya pasó en las primarias: salieron señoras de más de 90 y chicas recién llegadas a los 18; de familias tradicionales del PLN y de la oposición; de alto nivel económico y del barrio paupérrimo, de zona rural y del gueto urbano. En mi barrio un experimentado fiscal con más de una docena de eventos en sus espaldas me decía que era abrumador el apoyo: señoras que no habían salido a votar en las últimas tres o cuatro elecciones a pesar de que ellos, los activistas, llegaban a sus casas a tratar de sacarlas, ahora llegaban solas y traían a votar a las amigas ‘mariachis’ de tradición. Porque querían una mujer de candidata, porque votando por ellas votaban por sí mismas para cambiar las cosas como se debe, porque siempre hay algo que cambiar y el cambio más radical es poner ahí a una mujer.

Porque quieren una mujer Presidenta y punto.

Me fui a preguntar a otros muchos lados en los días y semanas siguientes y todos asentían, era clarísimo. Veremos eso mismo ocurrir el 7 de febrero, por eso, Laura ya ganó.

Si ya venía fuerte desde el inicio por el manejo de imagen del gobierno –lo que es todo un tema en sí mismo que merece un libro- y por ser mujer, tiene además el favor de los genios de la publicidad de la oposición, que esta vez sí la volaron.

Todos apuestan por el ‘cambio’, pero no tiene sentido cuando la percepción de la mayoría silenciosa electoral tiene una buena imagen del gobierno: la opinión sobre el presidente y el gobierno es alta, no hay una expresa necesidad de un golpazo de timón. Lo malo se le achaca a la crisis mundial o al terremoto o al cambio climático o a los futbolistas. La crítica sesuda de los pocos meritos del gobierno o los daños que habría causado –por ejemplo, por la aprobación del TLC- es un tema de analistas intelectuales que tienen un modelo de acción política en su mente y una visión crítica, progresista y de, al menos, centro-izquierda; pero nunca –en esta coyuntura- un tema general de la masa que elegirá a la presidenta 2010-2014.

La absurda propaganda chabacana y copiada de la del ring de hace cuatro años ya no sirve, ofende a mucha gente, aunque se base en una noción compartida y fundada de falta de independencia, o más bien, en la ausencia de una propuesta propia y de control político, o quizás de la obvia continuidad de los actuales principales ejes de poder político y económico del país y sus modos de acción. Pero, un candidato por tercera vez, ex ministro y ex diputado en gobiernos del PLN y con una imagen física de viejillo de campo es, por lo demás, muy lejano de la imagen de ‘cambio’.

La utilización de la inseguridad y los calzoncillos expuestos (y dale con lo del ‘cambio’) sirvió para que los extremistas de la derecha ganaran algunos puntos, nada más: posicionar a su candidato, aunque ya tradicional también (muy lejos de algo nuevo) y ponerse en un lugar que permitiera un empujoncito en enero, nunca suficiente para ganar. Para ello, usarían toda la plata que ponen los grupos financieros que pierden con la continuidad y otros nuevos grupos que llegan, con la apertura, a disputar parte del negocio, por eso ‘invierten’, sólo así podrán mantener poder político. Saben que con unos 10 o 15 diputados será suficiente para negociar y justificar la enorme ‘inversión’ efectuada, la cual no se recupera con bonos, sino con leyes, entre otros ‘favores’ de los acostumbrados; habrá mucho que repartir con las privatizaciones y las concesiones de obras públicas, y en la Asamblea Legislativa se requieren minorías que negocien.

La segmentación extrema y la pérdida de liderazgos claves no son características exclusivas del partido oficialista, sino también de los opositores.

Aparte de la absurda y pobre lectura de la situación y el consecuente diseño de imagen y propuesta, las primarias cortaron en pedazos al principal grupo de oposición y lo dejaron sin opción alguna de triunfo; perderá diputados sin duda. Ya se había cortado en mil pedazos todo lo que aparecía como un grupo muy fuerte en la gesta contra el TLC: casi cada uno de los de ‘la tarima’ hizo su propia apuesta para tener algún pedacito del poder y ahora tienen un pedacito del electorado, pero insuficiente para elegir algo más que los solitarios espadachines…tal vez.

En la oposición tradicional otro gallo cantaría si no condenan al hijo del doctor, aunque no sería ni de lejos suficiente para evitar que la candidata oficial ganara, tan solo serviría para tener una fracción con la cuál negociar algunos beneficios a futuro y pelearse por quien cobra mejor por el negocio. Y claro en la Asamblea estarán los grupos religiosos, los discapacitados y quizás algunos provinciales. La gente va a quebrar el voto, sin duda.

En fin, que con todo y las múltiples divisiones internas, no hay peligro alguno en que pase algo extraño y los hermanos pierdan su apuesta esta vez, eso no pasará ahora, seguirán mandando y habrá continuidad por dos o tres periodos de gobierno; júrelo.

Laura ya ganó, pero también logró dividir seriamente a la oposición tradicional del PLN y a la nueva oposición, buen logro. Ninguno supo qué hacer contra la candidata. Laura logró mover la sensibilidad femenina y logró posicionarse como ganadora sin necesidad de presentar una sola idea original, una propuesta nueva, una sola proposición estructurada y organizada en detalle sobre los grandes temas nacionales; logró mostrar esta sensación de estar electa un mes antes de las elecciones con sólo un programita de titulitos abstractos que no dicen nada nuevo o algo estratégicamente estructurado en ninguno de los grandes temas; logró estar en la silla presidencial antes de los debates presidenciales, eso pese a sus regulares y hasta pésimas presentaciones en los debates de las primarias.

Ya ganó, pero tendrá un gobierno increíblemente segmentado, con centros de poder en diversos barrios –y provincias- distintos de Zapote, con ministros y diputados (y presidentes de la Asamblea) que ya son candidatos para el 2014 y con escasos vínculos con los otros centros de poder mediático y financiero, pues los banqueros tendrán su propia oficina de gobierno y eso les es suficiente para sus intereses.

Será un gobierno que funcionará con la burocracia usual y los grupos de poder en las estructuras ministeriales que se construyen y se consolidan con clientelismo, con diputados que nombran viceministros, con candidatos a diputaciones no elegibles que asumen una presidencia de autónoma como premio de consolación, con ministros y presidentes ejecutivos que representan grupos en disputa y con un gabinete ampliado lleno de grupitos que apoyarán a éste o aquél precandidato, con directores regionales y con oficiales mayores que intentarán sostenerse lo más que puedan sin hacer muchas olas y menos pelearse (por alguna idea o proyecto) con los que siempre administran, aquellos que tienen un código, un nombramiento estable, esos mismos que se pensionarán algún día, o con aquellos que son parientes o fichas del diputado de la zona tal o cual y que conversa cuando quiere con el futuro pre-candidato y que vota en aquella comisión importante: los intocables pues, la burocracia vieja, esos que seguirán administrando y ya, no hace falta nada más.

Será un gobierno muy fragmentado, quizás más aún que el 2002-2006 (si es que algo así es posible) y habrá enormes vacíos de poder, sin una política integral, sin una idea eje, sin una orientación guía o un liderazgo claro; sin una nave insignia que guie la flota: será un gobierno de muchas pangas.

No será un gobierno al que pueda pedírsele alguna certificación de que esté haciendo lo que dijo que haría, porque nunca se necesitó que dijeran qué harían para que Laura ganara.


Manuel Argüello Rodríguez
10-01-10