lunes, octubre 25, 2010

TIERRA DE NADIE… ¡me la apropio!

Durante el período final de la guerra revolucionaria en la parte sur de Nicaragua, los llamados ‘terceristas’ iniciaron la conformación de un ejército más formal, menos guerrilla, cuando ya tenían varios años de prácticamente dominar gran parte de la franja al sur del Río San Juan, fronteriza con Costa Rica, y amplios territorios de la zona colindante costarricense. Había, muchos los sabíamos y los conocimos, campamentos y áreas de re-abastecimiento y hospitales de campaña en, por decirlo de alguna forma, ‘los dos lados de la línea divisoria internacional’. Eran zonas de montañas o charrales con viejas fincas semi-abandonadas, con poca población muy dispersa. No había, no obstante, casi nunca la hubo, presencia policial o administrativa del gobierno costarricense.

Tachito se quejaba por acciones irregulares armadas desde el extranjero y el gobierno costarricense las negaba a pies juntillas, aunque eran obvias para la población de los cantones limítrofes y conocidas de muchos periodistas y gente ‘informada’. El nuevo ejército que se estaba constituyendo necesitaba armas de verdad y ellas llegaron desde el lado de Costa Rica, en aviones que aterrizaban en diversos aeropuertos, ‘no clandestinos’, con tolerancia del gobierno nacional. Desde la perspectiva costarricense, las milicias del FSLN en el ‘Frente Sur’ constituyeron la primera línea de defensa militar que tenía el país ante las amenazas crecientes de Somoza. El gobierno costarricense contaba también con el apoyo político, diplomático y militar de los presidentes de Venezuela y Panamá, pero las armas para los irregulares llegaron de muchos lados, en cantidades y tipos muy variados.

Tolerancia fue también lo que tuvo la siguiente administración cuando, luego del triunfo sandinista en 1979, se inició la guerra contrarrevolucionaria, tanto desde Honduras como desde Costa Rica, aunque desde aquí en mucho menor grado. Muchos sabrán que entonces los aviones descendían en aeropuertos más pequeños y un poco más encubiertos, en fincas de gentes muy conocidas, algunas extranjeras y beligerantes en temas políticos. Igual que en la anterior administración, gran parte de la tierra costarricense que se había cedido a la lucha armada contra el gobierno dictatorial de Somoza, se le cedió también a la lucha armada contra el gobierno presidido por Ortega. La guerra de la ‘contra’, desde el sur, también usó grandes franjas de tierra de la margen derecha del Río San Juan y tenía por ahí sus corredores seguros y recibía abastecimiento y armas, todo ello, sin que interviniera para evitarlo ninguna autoridad del gobierno costarricense; incluso, después de haber declarado la ‘neutralidad perpetua’.

En los 20 años siguientes a la derrota electoral de los sandinistas (1990), hubo varios intentos de impulsar proyectos y programas binacionales limítrofes. Algunos centrados en la protección ambiental y otros en inversiones, e incluso en investigación de temás más amplios vinculados a las necesidades de desarrollo regional incluyendo aspectos culturales e históricos junto a los geográficos, hidrológicos o biológicos.

Algunos de estos proyectos tenían fuerte componente académico y apoyos financieros externos o de organismos multinacionales. Sin embargo, ninguno ha logrado consolidarse y tener impactos significativos en la zona fronteriza del San Juan como un todo, aunque quizás ahora se pueda decir que se conoce más la zona y habrá algunos impactos puntuales.

Es obvio que los gobiernos nicaragüenses, de diversas propuestas políticas o ideológicas, lo mismo que los gobiernos costarricenses, han tenido una actitud más bien de abandono; esto a pesar de que se ha dado mucha alharaca con las acciones ante la Corte Internacional y las disputas sobre derechos de navegación, etc.

Nunca se ha puesto en marcha con profundidad un programa regional y ambiental de desarrollo binacional y de la cuenca, que permita impulsar inversiones y desarrollar actividades conjuntas gubernamentales o privadas para proteger y a la vez disfrutar de la inmensa riqueza paisajística y la biodiversidad, así como las opciones de tránsito.

Lo cierto es que la zona sigue siendo un área con exigua y dispersa población, que tiene tierras en concesión con escasa explotación y amplias áreas de conservación, las que tampoco reciben la atención mínima adecuada. Ha sido selva poco cuidada, con montaña que presenta talas por un lado y otro, la mayoría ilegales; invadida desde tiempos coloniales por todo tipo de aventureros, salteadores o saqueadores, tanto desde el Caribe como desde el gran lago, el legendario Cocibolga.

Siglos atrás, fue sitio de ocupación, temporal u ocasional, de piratas y colonialistas europeos de muy diversas nacionalidades e inspiró proyectos quiméricos y fantasías sobre riquezas exuberantes. Los españoles construyeron el ahora llamado ‘castillo viejo’ y batallaron por el control del acceso al gran lago con relativo éxito por décadas. Durante la ‘campaña nacional’ fue escenario de las batallas por la ‘vía del tránsito’ –el Río San Juan-, que era esencial para el abastecimiento de las fuerzas filibusteras.

Sin embargo, los pobladores de sus riberas desde entonces siguen viviendo en extrema pobreza, pescando tiburón y otras especies menores en las barras, los caños y las lagunas aledañas, o sembrando lo básico para la auto-subsistencia. Desde Colorado a la zona del Río Sarapiquí, todavía subsisten con algunas actividades turísticas de escaso desarrollo y muy dispersas, prácticamente siempre, en el límite de la subsistencia. Esto, con excepción de algunas actividades de pesca deportiva y turismo más organizado en hotelería de pequeña escala con orientaciones eco/turísticas emprendidas en los últimos años.

Más recientemente, ha sido un sitio de escondite y tránsito para narcotraficantes y contrabandistas de toda especie y hasta tema de novelas. En la zona se ha traficado, por muchos años, con las armas que permanecen en buzones de la época de guerras. Últimamente, se han ido consolidando mafias organizadas que controlan el tráfico de armas, de drogas y de personas, de norte a sur y del Caribe a las zonas de distribución, vía Río San Juan. También se ha traficado con gasolina y víveres desde los poblados costeros costarricenses pues los inmensos humedales casi desiertos son perfecto sitio para ocultar embarcaciones y mercancías ilegales.

En los últimos años, se han puesto en marcha algunos proyectos de gran escala (que vienen planteándose desde mucho tiempo atrás), proyectos que el gobierno nicaragüense busca consolidar en su territorio: el río San Juan y su margen izquierda. Estos proyectos debieron, desde un inicio, coordinarse y ser objeto de búsqueda de información en detalle; de exigencia, por parte del gobierno costarricense, de la aplicación de la legislación internacional y los tratados. Lamentablemente, no se hizo y el actual gobierno ha seguido las pautas de los anteriores, dándole la espalda al río y a la población costarricense que trata de sobrevivir a duras penas en su margen derecha, en Costa Rica, pues. Peor aún, dándole la espalda a las inmensas oportunidades y potenciales que podría tener el desarrollo de la región norte y la cuenca del San Juan con sus ríos tributarios desde Costa Rica.

Estos grandes proyectos deberían, necesariamente, ser de carácter binacional y bajo control gubernamental. Si un gobierno decide ir por su cuenta en su territorio, el vecino deberá estar vigilante e informado de todos sus extremos, así como de las consecuencias que pueda darse en su espacio nacional y los impactos que tenga sobre su población. Esto, sobretodo, por lo increíblemente frágil que es el hábitat regional, con grandes humedades y llanuras en la cuenca del Caribe, que recibe grandes ríos de montaña de un país y desagua al gran lago del otro país, así como el impacto de huracanes y tormentas tropicales reiteradamente.

La escamaruza de los últimos días, entonces, con la pequeñez e insignificancia que tiene, debe ponerse en ese contexto de abandono oficial y ocupación irregular, de gentes dispersas y escasa intervención, con seguridad cero en prácticamente toda la cuenca baja del San Juan y la zona de su desembocadura que ocupa amplias áreas de los dos países por la importancia del caudal del Río Colorado, que es enteramente costarricense.

No se trata entonces de recordar frases altisonantes como aquella de que la ‘soberanía se defiende con las armas en la mano’, que es muy nicaragüense; o la más autóctona de pretender hacer que los labriegos sencillos deban ‘la tosca herramienta en armas trocar’ que cantamos en el himno nacional. No se trata de soberanía sino de abandono.

Es de estúpidos recurrir a juicios xenofóbicos o nacionalistas a ultranza, desconociendo la historia, la economía y la cultura regional.

En este contexto de abandono por siglos, hay que tener presente que el señor Pastora es un personaje histórico de la región fronteriza, nacionalizado costarricense, que lideró en parte la ocupación del Frente Sur sandinista y luego la ocupación de la contrarrevolución. También fue empresario pesquero y de otros tipos de tráfico, en toda la zona a lo largo las dos márgenes del San Juan y durante las últimas tres décadas.

El señor Pastora podrá ser semi-analfabeto, vociferante y bufón político, podrá decir que otros no conocen los tratados de límites y resoluciones de cortes internacionales; todo para sacar una sonrisa de quienes saben que es el señor Pastora quien no las entendería.

El señor Pastora, no obstante, conoce con el mayor detalle toda la zona fronteriza y las dos márgenes del río, y sabe perfectamente dónde es territorio nica o territorio tico. Ahí ha vivido décadas, ha negociado y ha combatido, recorriendo las trochas y los trillos, los caños y los riachuelos, es conocido y conoce a la gente y debe haber tenido negocios con decenas de pequeños empresarios de los dos países por muchos años.

El señor Pastora sabe perfectamente que durante más de 30 años esa zona ha sido tierra de nadie y que cuando ha querido, siendo de la oposición a los gobiernos, ha dicho, me la apropio y lo ha conseguido…

Se habrá dicho, con su proyecto gubernamental, ¿por qué no ahora?

viernes, octubre 15, 2010

AMSJ: la Metrópoli-tica

Mucho más que las selvas tropicales,
Plácenme los sombríos arrabales
Que encierran las vetustas capitales
1


La metrópoli capitalina es doblemente sede del Gobierno central y el nivel superior de sus tres poderes, junto a la de varios municipios –sedes del poder local electo-. En Costa Rica, no existe un distrito nacional político y administrativo propio de la ciudad capital, el Área Metropolitana de San José (AMSJ) incluye tanto el territorio del cantón central como el de once cantones (parcial o totalmente)2.

San José y su Área Metropolitana están muy lejos todavía de poder considerarse ‘ciudades sin confines’ –como muchos denominan a las grandes manchas urbanas que se perciben casi infinitas desde la escala humana–, pues al contrario de muchas metrópolis europeas, asiáticas o americanas, sigue siendo una pequeña ciudad con límites claramente definidos, particularmente, en su extremo este, donde todavía el alto de Ochomogo sigue siendo una barrera amplia y verde que separa el AMSJ de Cartago, la antigua ciudad colonial. En el este no hay todavía el efecto de conurbación completa, como sí se ha ido dando con la ciudad de Heredia, la otra cabecera provincial al norte, y en una medida todavía incipiente, con la ciudad de Alajuela al extremo oeste.

Los elementos básicos de la ciudad-capital se extienden territorialmente sin interrupción a lo largo de las microcuencas que conforman la cuenca alta del Río Tárcoles, que desagua al Valle Central. Así, la organización urbana del territorio, más que simplemente articulado, constituye un espacio construido como un todo intrínsecamente organizado, con una estructura funcional que abarca desde los límites extremos (no tan lejanos, a pocos kilómetros) a las sedes principales de alta centralidad que marcan la rutina predominante: residencia/trabajo.

Por supuesto que lo enunciado no es casual, se debe a la intervención estatal, oportuna y visionaria (décadas atrás), que creó Parques Nacionales en los macizos volcánicos (Irazú-Turrialba), la Zona Protectora de La Carpintera y las Zonas Especiales de Protección del Plan de la Gran Área Metropolitana (GAM), estas últimas desde 1982.

Tanto en lo simbólico como en lo institucional y legal, así como, en lo territorial y lo arquitectónico (el espacio construido desde la escala individual a la urbano-regional), la articulación intrincada de intervenciones (privadas o públicas), de diversas dimensiones, no puede comprenderse con una racionalidad unidimensional, desde lo nacional o desde el municipio, su comprensión requiere del análisis preciso, detallado y objetivo, sustentado en una visión multifacética e interdisciplinaria de escala intermedia: la subregión, que en Costa Rica ha sido definida formalmente desde hace cuatro décadas, pero ahora ha alcanzado realidad existencial, como unidad espacio/temporal: el AMSJ.

El AMSJ fue concebida como dimensión de planificación, cuando todavía no era una zona urbana indiferenciada, cuando únicamente era una red de pequeños poblados casi rurales articulados por viejas calles de cafetal o de carretas, que tenían como eje articulador la ciudad de San José, con límites más bien muy restringidos. Una ciudad creada con la exportación cafetalera a lo largo de un par de generaciones desde mediados del siglo XIX, que se empezaba a configurar progresivamente, sin extenderse mayor cosa a lo largo de un siglo, pavimentando poco a poco las callecillas de cafetal y construyendo los puentecitos de la época del Presidente Cortés; hasta la transformación abrupta que vino con el auge económico de la segunda posguerra y la construcción de un nuevo tipo de Estado con la amplia intervención surgida a partir de la década de los años cincuenta del siglo XX.

El AMSJ pasó de tener 190 mil habitantes en 1950 a 511 mil en 1973 y a 999 mil en el 2000 (según los Censos Nacionales publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos, INEC). Los datos oficiales sobre el crecimiento de las otras ciudades cabeceras de provincia del Valle Central, muestran como en ese medio siglo, de 1950 a 2000, se fue constituyendo poco a poco el Gran Área Metropolitana (GAM), aunque de manera desarticulada. La GAM, hasta el año 2000, con su dimensión regional, todavía presentaba con claridad las grandes diferencias existentes entre el AMSJ (como una sola ciudad) y las otras ciudades de la GAM –Heredia, Alajuela y Cartago- las que habían tenido un acelerado proceso de crecimiento, en contraposición del AMSJ que apenas crecía.

No obstante, es en este territorio, el AMSJ, donde se han dado los cambios más dramáticos al interior de los cantones que la componen, algunos de ellos con un crecimiento abrupto, tal es el caso de Desamparados, Alajuelita, Escazú, Santa Ana en el sur, Moravia, Tibás al norte y Curridabat al este. En unos casos, producto de la aglomeración de grandes centros comerciales, así como, por el enriquecimiento de grupos de alto ingreso caracterizados por sus guetos protegidos por alambradas y muros. En otros casos, por el hacinamiento y altísima densidad de los poblados, ocupaciones inducidas y proyectos de vivienda estatal –inconclusos y deteriorados, ejemplos de arqueología urbana contemporánea– que se aglomeran y llegan a constituir grandes guetos de pobreza.

Los movimientos reivindicativos urbanos y las luchas populares desde las comunidades pobres han sido elemento esencial del proceso de formación del AMSJ y (aunque en pequeña escala) presentan también rasgos comunes con otras ciudades del continente, lo que no sucede con respecto a la producción industrial y la constitución de una gran masa obrera/industrial correspondiente a tal desarrollo, del que se ha carecido.

En relación con estos movimientos sociales, la respuesta institucional ha impulsado una ciudad segregada y segregacionista, donde un rasgo común perceptivo y cultural ha sido el ir identificando ciertos barrios con los inmigrantes internacionales y adicionado entonces la xenofobia a la segregación.

A lo largo de los últimos 50 años del siglo XX, en el AMSJ se ha concentrado el sector de ingreso medio, medianamente calificado o técnico y profesional, que sirve en la estructura burocrática del nuevo Estado Interventor o en el comercio y los servicios financieros que concentran buena parte de la población metropolitana, junto al pequeño, pero creciente y más reciente, contingente de ingreso medio/alto que labora en sectores como el de las telecomunicaciones, la industria electrónica y las tecnologías de información.

Es en este periodo de cambio de siglo, cuando en el mundo entero no sólo se consolida una sociedad basada en la comunicación global, dependiente de ésta, sino también, cuando la ciudad surge como su punto de encuentro, como cada uno de los nodos esenciales de la red mundial, que permiten la expresión tanto de hechos concretos (informativos, culturales), como de procesos políticos y económicos globales o subregionales a escala planetaria. Como ejemplo sobresalen la más recientes crisis económicas de los centros financieros del planeta, las guerras de intervención en Asia y el impacto del abrupto crecimiento de economías denominadas ‘emergentes’, en particular en el denominado ‘anillo del pacífico’, el cual compite, cada vez con más éxito, con el bloque europeo (también en construcción) y con la principal potencia que surge de la época pos guerra fría; competencia en la que repiten patrones de extracción y explotación inmensamente depredadores y contaminantes que se perciben y sufren intensamente en las ciudades del siglo XXI.

En el proceso se aplica una forma particular de corporación y una racionalidad propia de ésta, que redistribuye el trabajo y los servicios por el mundo entero, pero sigue centrando en algunas grandes metrópolis las decisiones sobre la distribución de inversiones o de contrataciones, en forma de redes de trabajo vinculados a la red mundial.

En Costa Rica, es el AMSJ la sede urbana que centraliza el mayor acceso a la red mundial de telecomunicaciones y el trabajo de miles de técnicos o profesionales jóvenes a ella vinculadas. Así, aunque es una pequeñísima ciudad, es también una ciudad capital y articulada estrechamente con los procesos globales, tanto los laborales como los económicos, un nodo más de la red global urbana; es el centro neurálgico de las sedes bancarias de las corporaciones financieras de escala planetaria en el país, lo que sin duda se hace notar en el paisaje urbano y arquitectónico de la ciudad.

Es en el AMSJ donde finalmente se expresa el impacto que la crisis mundial tiene en la economía abierta del país, y aunque éste es más obvio en regiones de alta afluencia turística o especulación inmobiliaria, termina por influir en la metrópoli capitalina en una doble vía. Primero, por el resultado directo de estos vaivenes sectoriales en una variedad de rubros: comercio, turismo, finanzas, inversión inmobiliaria, e incluso, los vínculos con China. En segundo lugar, por el efecto indirecto que implica, por ejemplo, la llegada de migrantes de regiones deterioradas, de alto desempleo, con cambios abruptos coyunturales o por la migración internacional más bien estructural, que se vincula con las diferencias internacionales en la región del istmo centroamericano y su contexto mesoamericano y caribeño.

La relación campo/ciudad se rediscutió ampliamente, desde hace medio siglo, frente al surgimiento de las megaciudades en el proceso de industrialización sustitutiva –en el sur– y la conurbación en las nuevas ciudades que concentraron los servicios, telecomunicaciones y centros financieros del mundo –en el norte–. La conurbación y la macrocefalia urbana en Latinoamérica, bastante común, tiende a crear inmensas demandas y enormes desperdicios, junto a inmensos cúmulos de desechos líquidos y sólidos, contaminantes y sin tratamiento, lo que lleva a la discusión teórica de varios aspectos que centran la atención regional (aunque pasan desapercibidos para muchos en Costa Rica y prácticamente están ausentes de la discusión a escala municipal) como son:

o La crisis urbana y la migración rural, segregación social y segregación urbana, frente al crecimiento de la renta del suelo y la política de vivienda.

o Los impactos ordenadores legislativos e institucionales: la renta del suelo frente a los controles carentes de recursos técnicos –como catastros multifinalitarios– y las políticas de asignación de usos del suelo por la simple y obsoleta vía reglamentaria: el ‘zoning’, la vialidad radial y circunvalación, la propiedad horizontal y surgimiento de guetos de ricos y guetos de pobres.

o La política social en ciudades predominantemente ilegales, la legalización y los esfuerzos de titulación, frente al crecimiento abrupto de la migración que crea una demanda no solvente concentrada en sitios donde encontrar trabajo.

o El crecimiento en extensión y bajo nivel, la ocupación de laderas o montañas circundantes, con contaminación de acuíferos y destrucción de cuencas.

La política urbana y el urbanismo contemporáneo han pasado de las influencias de la escuela de Chicago a los avances teóricos de los estructuralistas de la escuela francesa, de enorme impacto en América Latina en los años 60s y 70s, que centraron su análisis y propuestas en las contradicciones del espacio urbano como espacio de consumo y priorizaron el análisis de lo que llamaron los ‘medios de consumo colectivo’ por sobre los procesos productivos. La crítica ‘marxista’ y la crítica ‘sistémica’ por igual, impulsaron los enfoques ‘estructuralistas’ y crearon condiciones para un urbanismo ‘pos/ modernista’ que enfoca lo particular y se enfrenta a la desregulación, tratando de integrar impactos localizados e impulsos o sistemas generados de tendencias, más que la simple zonificación y regulación.

Si bien en Costa Rica estos temas han sido objeto de discusión académica, están ausentes en programas municipales, se han dejado de lado en planes regionales que siguen todavía planteándose como si la perspectiva de la II posguerra fuera la vigente y punto.

El exceso relativo de trámites se ha tomado como excusa para la desregulación a ultranza y la maraña burocrática existente, en muy diversas instituciones, se ha convertido en un obstáculo para alcanzar una efectiva determinación de los ámbitos de lo posible y lo deseable en lugares, situaciones y condiciones específicas. Aun cuando la legislación es pródiga con relación al uso posible del espacio, hay todavía grandes vacíos no solo en el campo mismo de la gestión jurídica, sino también en la aplicación mínima de muchas normas o responsabilidades. Esto es así, en particular, en el campo de la regulación pro-activa, aquella que determina no sólo qué no se puede hacer, sino en especial, qué se debe hacer, lo que resulta fundamental para el diseño de planes reguladores y de ordenamiento territorial regionales y subregionales, que sean a la vez planes de pre/inversión y orienten la intervención privada, o comunitaria, sobre el territorio; instrumentos que guíen el desarrollo como estrategia y no como una carlanca que se aferra en forma casi indisoluble a los reglamentos recién inventados para evitar que se pueda hacer algo.

Los cambios en las últimas décadas y la tendencia confirmada a conurbarse hacia el norte y con ello integrar al AMSJ la vertiente norte del Río Virilla, exige modificar la definición formal, jurídica del AMSJ, de manera que incluya varios cantones de Heredia, en particular Santo Domingo y Heredia centro, e incluso San Pablo o Belén, pues están totalmente integrados en una sola mancha urbana continua con los cantones de Tibás y San José.

En cambio, a pesar del crecimiento hasta ahora importante a lo largo de las rutas hacia Alajuela y de la ciudad de Alajuela, sobre prácticamente toda la extensión del cantón, todavía hay amplios espacios, grandes extensiones no urbanizadas entre Heredia centro y Alajuela o en la zona más al sur a lo largo de la autopista, que todavía al final de la primera década del siglo XXI no permitiría determinar que estos territorios al oeste sean parte de la aglomeración metropolitana. Estos territorios requieren un enfoque distinto desde la perspectiva planificadora: aquella en que se articula su organización y planificación administrativa, de largo plazo, en términos de región, o sea, en la escala de la denominada Gran Área Metropolitana de SJ (en un nuevo Plan GAM) y no en el nivel del AMSJ, que seguiría restringida como una unidad de planificación intermedia entre esta sub-región y la organización territorial de los cantones que son el asiento territorial y jurisdicción de los gobiernos locales.

Es utópica la constitución a mediano plazo de un equivalente a distrito nacional o central (que existen en grandes capitales como México o Londres) con un único gobierno local para toda el AMSJ, de ahí que no tiene objeto discutir su necesidad relativa en la escala y estructura espacial costarricense. No obstante, sí es indispensable la integración de organismos de planificación y ordenamiento territorial, ambiental y urbano a escala de la AMSJ (y debería ser parte substancial de los programas de gobierno de todos los alcaldes, en conjunto, de cada uno de los cantones del AMSJ, incluyendo aquellos que deberían integrarse a los del norte de San José ya anotados).

Lo señalado demanda la articulación y acción conjunta en temas tan obvios como el transporte y la infraestructura básica (calles, carreteras, puentes, disposición de desechos sólidos y líquidos, alcantarillado, agua potable y electricidad, así como redes telefónicas), pero también, exige incursionar en otros quizás menos obvios, como son la inversión pública en vivienda y asentamientos humanos, el manejo y el desarrollo de las micro cuencas y cuencas (de hecho toda la cuenca alta del Río Tárcoles), así como, en otros aspectos referidos a la constitución del AMSJ como ‘ciudad global’ con sus sedes financieras y de telecomunicaciones que se centralizan en alta densidad en la capital.

Es conocido, que las microcuencas no abarcan más de dos o tres cantones. Algunas de ellas se inician en zonas de alta pendiente y muy deforestadas, o en contraposición, a lo largo de barriadas densamente habitadas, transformándose rápida y fácilmente con la lluvia normal estacional, en torrentes que inundan rápidamente las zonas más céntricas de las cabeceras de cantón. Así, es fácil que colapsen vías claves como la circunvalación o las radiales a las cabeceras de cantón en la periferia de la ciudad de San José y por tanto, la planificación y organización, así como, la gerencia o administración de la microcuenca, debe ser parte de un plan de mayor escala, es decir, de un plan para el conjunto de la AMSJ, donde se definan las microcuencas y las cuencas de ríos como el Tiribí, Torres, María Aguilar y Virilla desde los extremos sur-este y nor-este del valle central hacia el inicio propiamente tal del Río Tárcoles, al extremo oeste de la ciudad.

Es en esa dimensión subregional en dónde se puede concebir y ejecutar un plan regional de gestión del riesgo frente a desastres, que integre lo social y lo técnico, la política social con la política productiva, que determine derroteros de carácter ambiental indispensables para la seguridad humana.

Esta tarea requiere algo más que coordinación entre alcaldes y grupos técnicos de los municipios, se necesita algo más que la simple colaboración por vía de organizaciones de municipios de escala sub-regional y sus apoyos más bien privados o de organismos no gubernamentales, esto demanda sin duda, la organización y puesta en operación de un organismo planificador técnico que reúna variedad de municipios (sedes del poder local y regidos por funcionarios electos en forma directa con vocación y propuestas político partidarias), para superar la escala local que tienen alcaldes y técnicos municipales.

Los gobiernos locales, sus alcaldes y técnicos usualmente tienen amplios conocimientos del detalle (los barrios, la cabecera cantonal y de distrito y los problemas urgentes: calles, alcantarillado y recolección de basuras, cobro de impuestos o patentes, etc.), aunque carecen de una perspectiva territorial de mayor escala, tanto la inmediata como la macro-regional y más aún, de los enfoques correspondientes más bien a corredores biológicos, comerciales, tecnológicos, energéticos, o para el conjunto de una cuenca, una costa o una cordillera. Estas escalas, que escapan al municipio, son las que requieren una atención más bien de carácter técnico, permanente, estable, o planes que tengan carácter de ‘asunto de Estado’ y no el de un simple programa o proyecto local-cantonal.

Hasta ahora, no se ha integrado un programa complejo que permita potenciar las múltiples fuerzas, energías, experiencias y disciplinas, que se trace metas de largo plazo y canalice recursos a las diversas entidades u organizaciones en la medida de su contribución a los objetivos y metas inmediatas y en función de su especialidad disciplinaria. Por tanto, se requiere consolidar un equipo técnico de trabajo inter disciplinario e inter institucional que permita acceder a nuevos conocimientos, experiencias y diversos enfoques sobre aspectos de urgente atención, como son aquellos referidos la sismicidad, la aglomeración-densidad, los aspectos hidro/geomorfológicos, pero también aquellos de índole socio económica y espacial, incluida la vialidad y las formas apropiadas de circulación de poblaciones superiores al millón de habitantes.

Si bien en el ámbito sub-regional, es decir del AMSJ, la trascendencia y la urgencia de fortalecer las líneas de trabajo técnicas, académicas y políticas para la intervención social y económica en el territorio es cada vez más aceptada, al menos de palabra, se carece todavía del impacto mínimo necesario, continuando así –en las acciones privadas o particulares- por los caminos de la improvisación, la trasgresión de las normas y la búsqueda de salidas legales para evitar los límites que se pretenden orientar por vía de planes reguladores, zonas de protección o áreas de uso restringido.

Se imponen entonces, son una necesidad urgente, las acciones que lleven a poner en práctica los planes de preinversión urbanos/regionales y las estrategias de desarrollo denueva base territorial –la cuenca, la micro/cuenca, la subregión metropolitana, los corredores biológicos y sociales, las áreas de megaproyectos, las zonas dadas por concesión o en zona franca- como alternativa a las restricciones esquemáticas y reglamentistas. Urge un enfoque heurístico y holístico, que integre el territorio de la AMSJ, no sólo como superficie geográfica, sino también, que incluya el subsuelo y el espacio aéreo, los recursos naturales y la biodiversidad.

Esta es una perspectiva que deberá concentrar presupuestos de inversión comunes y programas con sus proyectos que rebasen en mucho la escala del municipio y las disponibilidades técnicas de éste, incluso las de aquellos más importantes en presupuesto y capacidad de recursos humanos como el del cantón de San José. Esa es la escala propia y correspondiente a la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Jose (OPAM-SJ), que se creó formalmente con la ley de planificación (#4240) medio siglo atrás, y pronto se dejó morir casi abruptamente, quitándole el financiamiento y los recursos humanos, hasta cerrarla. Empero, no es sino una estructura institucional técnica de ese tipo la que debe y puede asumir las tareas de la escala correspondiente a la región metropolitana, para orientar un futuro promisorio del AMSJ, la Metrópoli de Costa Rica.




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1. Casal, Julián del (Cuba) “En el campo”.
http://www.sifuesepoeta.com/11131--julian-del-casal--en-el-campo.html

2. El Área Metropolitana de San José (AMSJ) incluye las áreas urbanas de los cantones de: San José, Escazú, Desamparados, Aserrí, Goicoechea, Alajuelita, Vázquez de Coronado, Tibás, Moravia, Montes de Oca y Curridabat.

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A publicar próximamente por la Revista AMBIENTICO, UNA.

martes, octubre 12, 2010

DE DOMICILIOS Y FALSEDADES

En 1977 por instrucciones ‘del partido’ cambié mi dirección electoral para Puntarenas –junto con un buen grupo de compañeros de San José y San Ramón, entre otros sitios- pues me pasaría mucho tiempo por allá en los últimos meses del período electoral del 78 y de hecho, votaría allá en el distrito de Barranca, donde colaboraba en la organización de cientos de familias que había ocupado el Playón del Río Barranca, simultáneamente con los de Cangrejal, en los humedales de Chacarita, pero además organizábamos los comités del FPC en toda la región. Mantenía obviamente mi residencia real en San José, pues estudiaba y trabajaba en la UCR, vivía en San Pedro, pero mi trabajo político estaba en el puerto, de hecho, fui el ‘fiscal general’ del FPC para el cantón central de Puntarenas y estuve en el centro de votación hasta la madrugada, cuando llegaron los sacos con material electoral de Chira y las otras islas del golfo junto con las de los distritos de la península.

Cientos de miles de ciudadanos vivimos en un lugar y votamos en otro, y de ahí lo crucial que es la organización del transporte y la financiación gigantesca que se requiere para trasladar esa enorme masa, a veces cientos de kilómetros, para que pueda votar muy lejos de su residencia habitual.

No es algo solo casual o de la gente del pueblo nada más. De hecho es público y notorio que Ottón vota en las mañanas muy temprano en ‘su cantón’ –Pérez Zeledón- y luego se traslada a otros lugares, pero todos sabemos que desde principios de los años 1970s, cuando se vino a estudiar a la UCR (y fuimos compañeros en el ‘grupo de estudio’ por años) casi siempre ha residido en San Pedro, aunque fue diputado por Pérez. De hecho su casa de San Pedro es un hito urbano y se dan direcciones tomándola como referencia: de la casa de Ottón cien… Oscar también vota en Heredia y fue diputado por Heredia, pero todo el mundo (literalmente) sabe dónde queda la casa ‘de Oscar’, pues ahí ha residido por décadas, antes y después de ser dos veces presidente, y también es un hito urbano desde el que se indican las direcciones en Rohrmoser y ahí recibe a dignatarios y desde ahí gobernó al país; pero vota en Heredia y la prensa lo sigue en tumultos cuando va a depositar su voto en la vieja escuelita y saluda a sus maestras de primaria: todos lo vemos cada 4 años.

En muchas ocasiones, que sería ocioso citar, los partidos pequeños han movido sus gentes para que voten en determinados lugares, cambiando su domicilio electoral, incluso en grandes cantidades, cuando por ejemplo en una provincia se tienen más posibilidades de elegir en cierto cantón y se trasladan votantes seguros de otros cantones para aumentar esa posibilidad y concentrar fuerzas. Esa es una opción ampliamente conocida desde hace muchas décadas, en mi caso la conozco desde las elecciones de 1973. No obstante, todos mantienen sus residencias habituales y solo cambian su domicilio electoral, fácilmente, mediante un trámite en el registro.

Después de las elecciones del 78, cambié de nuevo mi domicilio electoral, pero a Moravia de dónde era oriundo y dónde viví mi infancia-adolescencia, pero seguí residiendo en San Pero. Más recientemente cambié mi domicilio a San Juan, La Unión, aunque voto en San Diego, del mismo cantón, pero es muy difícil conocer quiénes son los candidatos de las listas cantonales pues casi siempre la atención se centra en el pueblo de Tres Ríos y no en las urbanizaciones. Es aún peor en lo referente a diputados que son personas de Cartago que por aquí no se conocen y que difícilmente vendrán por la parte de Pinares que también representan en la Asamblea.

Hace muchos años escuché una referencia jocosa sobre el tema, cuando Tony Pacheco nos decía que siempre había querido ser diputado por Alajuela, su ciudad de siempre, pero que el PLN (siendo candidato a ‘diputado nacional’ en las elecciones del 94) le asignó representar Alajuelita, y decía muerto de la risa, que quizás por razones de tamaño eso era más adecuado.

En mi plan de vida política esperaba trasladar, para las próximas elecciones, mi domicilio electoral a Parrita, donde eventualmente, en algunos años, iré a residir y esperaba empezar mi carrera en el 2014 como síndico por Isla Damas. No obstante ahora tendré que tener cuidado, no me vayan a acusar por falsedad ideológica y así nunca arranque esa exitosa carrera política con que esperaba cerrar mis días, ya que solo ser pensionado frente al mar es muy aburrido, ¿o no?

Hoy pierde la sele 0-3 (análisis de coyuntura)

Hoy pierde la sele 0-3 frente a la selecta y mañana Li destituye a Lavolpe luego de presentar su renuncia irrevocable. En el puerto se organizan ‘redes sociales’ para pedirle a Li que vuelva a rescatar la gloriosa divisa naranja y le ofrecen como incentivo elegirlo por aclamación en la alcaldía del cantón central.

La prensa acuciosa le pregunta a Tijerino si no le parece sospechoso que el argentino resida en Méjico y viva en la opulencia sin trabajar, y este cauto responde que nombrará una comisión y guarda prudente silencio (no quiere hablar demasiado pues su acento nica lo hace también sospechoso, junto a René, por mantenerse callados respecto de la presa y drenaje que Ortega está haciendo en el río San Juan).

Antes que la comisión se constituya, faltaba más, la Contraloría manda a restituir a Lavolpe y en una resolución redactada por el antiguo responsable de ‘concesiones’ se le recompensa con extender su contrato hasta el 2018 y un aumento de 50% de salario, que se pagará prorrateado como recargo a las entradas de las graderías de sol del estadio chino, para lo que se harán casetas nuevas tipo peaje.

La prensa presiona en Zapote pues Marquitos no quiere hablar para evitar meter la pata pero la señora de la casa, que sí opina hasta sobre el origen de las papas, dice que no le extraña que la sele siga perdiendo pero que eso es algo que también se le debe a OAS.


MAR (12-10-10)

sábado, octubre 09, 2010

Por un Plan Integral para el Desarrollo Urbano Sostenible

-HACE MAS DE DIEZ Y OCHO AÑOS Y NADA-

Por Radio Universidad de CR
30 de junio de 1992


Las primeras lluvias del año han servido para mostrar la gravísima condición en que viven importantes sectores de la población del Área Metropolitana de San José y muchos pobladores de muchas otras partes del país. Primero los derrumbes empezaron a causar muertes y poco después las inundaciones dañaron o destruyeron decenas de viviendas. De inmediato se ha planteado la necesidad de trasladar a cientos de familias de las zonas en peligro inminente, sin embargo muchas familias se niegan a su traslado considerando que las condiciones de su nuevo sitio no mejorarían sustancialmente su actual condición, y si perderían todo lo que tienen, producto del ahorro familiar de muchos años.

En efecto, si bien la localización de centenares de pequeños albergues, ranchos y viviendas es causa de peligro inminente, también es cierto que las familias se han localizado en esos peligros sitios por años y han alcanzado alguna estabilidad y cierta mínima comodidad como producto de su trabajo, la mutua colaboración y la presión sobre las instituciones. En todo el proceso no ha faltado una buena dosis de clientelismo político y electoral a escala municipal, de diputados o instituciones, que han permitido a los vecinos la obtención de algunos servicios como redes eléctricas y de agua o alcantarillado.

La emergencia como política ha sido la respuesta durante los últimos tres gobiernos. No se ha aplicado ni preparado un plan integral de desarrollo urbano que permita la protección de recursos con la amplia participación de los vecinos en programas de desarrollo ambiental comunitario. Los planes inmediatos de traslado se han dado como respuesta al conflicto o a la tragedia. Los vecinos han sufrido años de pésimas condiciones y trabajo de mejoramiento del barrio y sus viviendas, pero las alternativas que las instituciones les han propuesto han sido: traslados a mayores tugurios, pérdida total de su ahorro por años y del hábitat alcanzado. Han tenido que pasar otros tantos años de penurias en sus nuevos sitios, con nuevas presiones y trámites para lograr la construcción viviendas, muchas sin la infraestructura mínima necesaria.

Las grandes fincas estatales donde se ha acostumbrado re-localizar tugurios desde 1982 se han mantenido en sitios de extrema penuria y escasa dotación de infraestructura por años, antes de que finalmente se incluyan en algún presupuesto los fondos para la construcción de viviendas mínimas, o una nueva emergencia o campaña electoral imponga la necesaria inauguración, la cual ha llegado dos veces en muchos casos.

La creación de nuevos y grandes ‘precarios’ en fincas estatales es una tendencia que hay que romper. El que las nuevas tragedias del inicio del invierno vuelvan a enfrentarse con traslados masivos a viejos tugurios estatales simplemente lleva a las familias a enfrentar nuevos problemas y nuevos peligros. Las familias saben que ello no es una solución.

En el actual proceso de ajuste que impone políticas de descentralización sin que las Municipalidades tengan capacidad alguna para asumir los nuevos costos, y políticas de focalización sin programas alternativos para la población que queda descubierta, se requiere vislumbrar algo más que un nuevo plan de emergencia. La debilidad de la organización comunitaria y su escasa capacidad para proponer opciones alternativas ha llevado a muchos a la resignación o a la resistencia a sufrir nuevos traslados de emergencia.

Los desastres naturales no son naturales, son producto de la falta de opciones a la necesidad inefectiva de vivienda, infraestructura y servicios colectivos. El uso excesivo e inadecuado de zonas de alto riesgo destruye el medio natural y termina por destruir las viviendas.

La grave situación impone la inmediata puesta en marcha de un Plan Integral para el Desarrollo Urbano Sostenible, unido a una estrategia de Desarrollo Ambiental Comunitario, que permita evitar nuevas tragedias en el resto del período de lluvias e inicie el proceso definitivo de recuperación de zonas peligrosas y de rehabilitación de los tugurios estatales.

jueves, octubre 07, 2010

LOS CHINOS DE RESTAURANT SON UNA CLASE SOCIAL

LA NOVÍSIMA TESIS DEL DR. ARGÜELLO: LOS CHINOS DE RESTAURANT SON UNA CLASE SOCIAL.


Partamos de una definición:

“las clases sociales son grandes grupos…etc.” todo mundo la conoce.

Pues bien, si se analiza con detalle los ‘chinos de restaurant’ (CH-R), no importa si son hombres o mujeres, viejos o jóvenes, gordos o flacos (aunque casi todos son flacos) cumplen a cabalidad y en forma bastante rigurosa con la definición, como pasaremos a especificarlo adelante; pero además, desde otras perspectivas menos siglo XIX también se puede coincidir, por ejemplo analizando aspectos más bien de carácter cultural –o super estructurales- como la lengua, la espacialidad y territorialidad, la música y hasta los adornos de los restaurantes, similares en todas partes del mundo: farolitos con dragones y borlas rojas, espejos con marcos dorados, lámparas o jarrones de imitación ‘china’, algunas paredes pintadas de rojo profundo, menús con nombres poco entendibles, etc. Los CH-R se encuentran en todo el planeta, excepto en China, donde no hay ‘chinos de restaurant’ porque todos son ‘chinos de la China’ (incluyendo los de la provincia de la isla de Taiwán y los de la península e isla de Hong Kong --香港, por sus caracteres chinos, creo--).

Ahora bien, pasemos a los detalles de la definición/tesis. Sin duda, los CH-R son chinos, como se puede observar empíricamente en cualquier lado con solo verlos fijamente a los ojos, pero no son chinos cualquiera, ciertamente casi siempre tienen la nacionalidad del país en que residen y muchos son nacidos ahí mismo (incluso en el sentido más estricto, es decir nacidos en el restaurant) aunque siempre hay recién llegados no se sabe exactamente de dónde, pues todavía no hablan el idioma local y casi nunca tienen papeles migratorios, hasta que por alguna razón típica de su clase social (en lo super estructural por supuesto) terminan casándose o teniendo familia en forma endogámica, o sea con alguien que era CH-R desde antes, o nacionalizándose, y ya a partir de ahí se unen a ese grupo nacional, pero nunca dejan de pertenecer a su clase social que trasciende fronteras nacionales, regionales y continentales –con la excepción antes hecha explícita de la China completa (la República Popular y sus provincias ocupadas por tropas y empresas extranjeras –no me refiero a Shangai sino a Taiwán-). Así los chinos de restaurante son un ‘grupo humano’ (muy unido por cierto) indistintamente del país en que residen o del idioma secundario que hablen –el primer idioma es el chino, claro- y muy grande, de hecho sin contabilizar en el planeta.

Aparte de que son un gran grupo (con lo que se cumple con la primera característica de la definición ya citada arriba, como puede verse), son clase social en tanto que comparten una misma posición –“lugar que ocupen”- en relación con la producción: usualmente producen shop suey o pato y cerdo agridulce, o arroz cantonés (que dicho sea de paso NO existe en Cantón en China, tampoco, y es exclusivo producto de los CH-R), y todo lo hacen con recetas muy similares –conocimiento- y cocinas similares –tecnología-, no importa si el restaurant está en Londres, París o Cinco Esquinas de Tibás (el que recomiendo, dicho sea, otra vez, de paso). Adicionalmente, este es sin duda un sistema históricamente definido de producción pues no había CH-R en tiempos antiguos, en Roma o Catal Juyuk, y se podría decir que coinciden casi por completo con los tiempos que inician con el Siglo XX y siguen creciendo y conformándose en lo que podría considerarse, ya esto en forma tan solo hipotética, clase para sí.

Es por demás decirlo que los CH-R tienen una clarísima función en la organización social del trabajo, pues se dedican por generaciones a ejercer esa función de producir comida del mismo tipo y con costos parecidos y hasta con presentación y paquetes muy parecidos –además de vender cocas y otros refrescos similares para acompañarla- con pocas diferencias, como por ejemplo el hecho de que algunos utilicen cajas de cartón con colorinches también ‘imitación chino’ y otros simples potes plásticos sin color.

Su dedicación a la venta de comida y la vida en el restaurant los une desde que nacen. De hecho se les puede ver cuando niños jugando entre las mesas y sillas o dormidos por ahí mientras su mamá está de cajera y su papá en la cocina. Por las tardes en la niñez y adolescencia hacen sus tareas escolares con otros amiguitos CH-R en las mesas del restaurant y aprovechan para ver un poquito de TV –en cualquiera de las pantallas que hay desde hace varias décadas en los restaurantes- por sus pequeñísimos rabitos de ojo.
Más tarde o a medio día se juntan a comer comida china del mismo restaurant con palillos en alguna mesa, quizás en las redondas, y hablan en chino entre ellos y los demás comensales no entienden nada en absoluto. Su función social es clarísima al concentrarse en una tarea tan específica y por lo tanto, se pueden tipificar por la similitud en los modos de obtención de sus bienes materiales y la importancia de la parte de que disponen en relación con otras clases sociales; pero a la vez podrían diferenciarse de otras clases o fracciones, como la que podrían conformar los CH-P, es decir los denominados ‘chinos de pulpería’, fracción que incluiría a los que se ubican en comisariatos como el de Puerto Viejo, que también todo el mundo conoce.

Finalmente, estas condiciones culturales, históricas y de localización en la economía en relación con otras clases de seguro está consagrada por las leyes, en la mayoría de los casos, y aparte de algunos secuestros recientes y algunos asaltos o ataques normalmente relacionados con deudas de juego, los CH-R son ejemplarmente respetuosos de las leyes de cada país; aunque esto es discutible en relación con el origen de la carne exquisita que tanto disfrutamos con sus salsas y condimentos. Sin embargo, esto último no podría atribuírsele con certeza a su ‘origen de clase’ pues, y esto es claro en las ciencias sociales más contemporáneas, no hay ciertamente una ‘moral de clase’ en general, sino que este es un comportamiento más individualizado a lo largo de la historia humana.

Aparte.

El rigor del análisis que se pretende haber ejemplarizado en nuestra novísima tesis, y el estricto manejo de la teoría, es el que corresponde con la ciencia social académica, más allá de si se trata de identificar una ‘clase social’ o de hacer ‘análisis de coyuntura’.


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Jueves, 06 de octubre de 2005 (en marblog 5 años después)

miércoles, octubre 06, 2010

MAL RAYO LO PARTA

Pensó alguien el miércoles en la mañana al recordar mi nombre… y casi, casi, casi lo logra !

El rayo cayó directo sobre la ‘caja de fusibles’ de la oficina, con un ruido ensordecedor al explotar la caja y volarse media pared junto a diez tejas del techo de la cabañita. Sí ese, el bonito ‘techo encharralado’ con sus tomatitos y flores amarillas; pero no tocó el güitite, así que al rato los pájaros seguían con su habitual barullo, celebrando quizás el hecho de que ni una sola de las tres paredes de libros tuviera rasguño alguno.

Se achicharró, eso sí, el UPS (un ‘forza’ de los más resistentes del mercado) y todo el resto del equipo electrónico de la oficina: sí, la compu casi nueva con su pantallota de 22” y todo lo demás: teléfonos, impresora, ‘scanner’, parlantes, ‘modem’, inalámbrico y la luz de la mitad de la casa, junto con otros electrodomésticos como el video, tocadiscos, motor del portón, alarmas, etc.

‘Jueputasusto’ hubiera dicho Juanpiapio, quien a los 8 años era experto con la cerbatana, edad a la cual supe que nunca podría tocar trompeta; y de verdad, el estruendo, el humarascal y el cimbronazo fueron inquietantes, para decir lo menos. Metido en un cubo de madera y tejas de barro, fue como estar encerrado en el cajón de un limpiabotas y que un mae le diera un zapatazo con una bota de punta metálica.

Afortunadamente no estaba sentado en mi silla del escritorio, que está a menos de tres metros de la ‘caja de fusibles’, como acostumbro hacerlo todos los días en horas de la tarde, con el pie izquierdo puesto al lado o encima del UPS el ‘achicharrado’) mientras leo o escribo todo tipo de babosadas.

A esa hora, estaba felizmente en la otra cabaña, en el sillón esquinero de la sala, compartiendo un cafecito-conversado, y como a diez metros del impacto. Cero estrés, todo tuanis, pura vida, buena nota.

‘Jueputasuerte’, hubiera dicho otra vez el mismo Juan, quien a galillo pelao trasmitía partidos de fútbol, imitando a Luis Cartín Paniagua (así se presentaba siempre, con los dos apellidos, el Juanimitador), trepado en un palo ‘e cuajiniquil, mientras con Chago, Jose, Beto y Gelber jugábamos mejenga en la callecilla de la Hermenegilda.

Sin duda alguna, la negrita me protege, como a tantos ticos, y por eso apenas consiga unas buenas rodilleras de portero iré a subir la basílica y llevaré como exvoto un UPS de plata en miniatura. Las llevaré debajo de los jeans, claro, para evitar algún periodista acosador que me pregunte si me duelen las rodillas y no vaya a tener que responder con el típico: sisisi nonono, para eso entrené toda la semana, y bueno, Ella quiso que así fuera, todo el honor es para Ella, todo se lo debo a Ella, pero ahora esto ya es historia y hay que seguir trabajando…

En efecto, ya tres días después se ha repuesto la mitad de los chunches, tengo portón, teléfonos y tv, aparte de que ahora mismo don Wanerges, el electricista, está trabajando para que todo quede bien y pueda en los próximos días estrenar el nuevo equipo de oficina: obvio, una compu superchuzo ‘estayofdiart’ con todo y pantallota LED, como corresponde.

Tendrá que esperarse, esa persona mal-queriente, a que un tsunami monstruoso (como el soñado por el gallardo caballero) me pesque en la hamaca de la ‘cabaña del almendro’, o que finalmente se concreten las reiteradas predicciones: se hunda la Isla Damas o el mega terremoto de Nicoya coincida con alguna de mis visitas por la península para discutir los planes reguladores.

Yyy… bueno, me tocó uno de los 40 mil, ojalá me hubiera tocado una de las 80 mil, o mejor aún, unas de las once mil ¡!

MAR/11-09-10