Viniendo de una familia calderonista de ‘hueso colorado’,
puro ‘mariachi’, con un padre trabajador de la construcción, ferroviario y
pintor sindicalizado durante los años 40s, me ha sido siempre extraño que
algunos me liguen al liberacionismo histórico y al PLN.
Mi primer recuerdo de una campaña electoral es del año 1961,
cuando mi familia ondeaba banderas azules y apoyaba a Ulate. Quizás lo
recuerdo, dado que tenía tan solo 8 años, por la consigna que se gritaba: “vote
azul, cague verde”, muy llamativa para una mente infantil… Por supuesto que estuve en el Paseo Colón con
toda mi familia incluyendo a mis tías y docenas de primos en el recibimiento a
Calderón Guardia, en los hombros de mi padre a ratos y asombrado por la
multitud inmensa.
Años después, en mi bicicleta andaba el letrero “yo no”, de
la campaña opositora a la primera candidatura de Oduber, pues su consigna principal era "yo también voy con él, con Daniel" (campaña que este perdería
en 1966), y a quien mi padre había servido como pintor de su casa y quien le
llamaba a mi padre ‘mariachón’, pero con respeto y simpatía. Luego, ya adolescente, colaboré en la campaña
de Echandi, en 1969 y que don Mario perdió frente a don Pepe, y como guía en un
transporte el día de la campaña, pero principalmente porque una jovencita, que
me gustaba mucho, también estaría participando y era una oportunidad para estar
algo cerca, aunque sin esperanza alguna…
Vinieron luego los tiempos del Movimiento Nacional de Juventudes
y del movimiento estudiantil en la UCR y la militancia en FAENA y el FPC; lo
que me alejaba muchísimo más de cualquier vínculo con el PLN y más bien, ponía
a sus miembros y dirigentes en la acera del frente.
No fue sino por una larga relación de amistad, desde los
tiempos del movimiento estudiantil y de FAENA y de ALTERNATIVAS, que apoyé, en
la campaña del PLN de 1993, a quien fuera finalmente Vicepresidenta y que luego colaboré con Rebeca, como su asesor (dejando la cátedra universitaria) durante la
administración de Figueres. Así pude conocer mucha gente y trabajar
estrechamente con ellos y hacer muchos amigos (y otros tantos no tan ‘amigos’)
vinculados al PLN, antes de volver a mi cátedra en la universidad y no volver a
participar en ninguna otra campaña
electoral con ningún partido político, limitándome estrictamente a votar, desde
1994 a hoy.
Y aunque para alguna gente soy un ‘perico de alas verdes’, a
mí siempre me resulta extraño, algo lejano a mi experiencia y herencia familiar
y mi padre ‘mariachón’.
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