viernes, enero 03, 2014

Riesgo de Desastres…

Cavilando en la hamaca:
...otro gran ausente en los programas de gobierno.

Siendo un país altamente sísmico, lindando con grandes placas tectónicas en inmensos procesos de subducción y un territorio lleno de innumerables fallas locales; localizados en un istmo en medio de dos grandes océanos y sus eventos hidro/meteorológicos, en particular, claro, la temporada de huracanes o... procesos como El Niño; afectados por la variabilidad climática anual y los procesos de erosión costera relacionados con las grandes corrientes y cambios marinos; con una latitud de tan solo 10 grados norte, con más de diez volcanes en la cordillera que atraviesa el país entero de noroeste a sureste, desde donde las lluvias torrenciales bajan raudas de las faldas volcánicas a pocas decenas de kilómetros de las llanuras costeras y sus inmensos humedales o planicies inundables… y demás… pues evidentemente es este un país donde el simple habitar/producir, en cualquier sitio, implica riesgo de desastres en grado sumo.

No obstante, y recordando que se vive en la segunda década del Siglo XXI, el habitar en forma segura y la tecnología de la construcción adecuada a las circunstancias geológicas, geográficas o meteorológicas, no es un problema irresoluble; al contrario, hoy se puede construir inmensos aeropuertos internacionales en islas artificiales o la estación espacial internacional.

En consecuencia, da pena cuando no rabia, que todavía no haya un plan nacional derivado de una política nacional relacionado con el riesgo de habitar y una estructuración institucional que supere, pero YA (mejor ayer) a la básica atención de emergencias (no digo ‘simple’ porque no es simple la respuesta a emergencias, sino normalmente ardua, difícil y hasta heroica).

Si hay por ahí algunos planes y propuestas generalistas de política, vinculadas con documentos centroamericanos que no se han instrumentalizado y menos aplicado; pero no se ha diseñado y construido ni la política, ni los planes, ni los instrumentos y menos la articulación institucional que tome en cuenta las condiciones de partida (resumidas en el primer párrafo) y los procesos ya centenarios de transformación humana de esas condiciones a escala nacional, dado que tenemos más de dos millones de habitantes en el valle central y otros tres dispersos por las llanuras costeras y las faldas volcánicas. Ni siquiera existe un plan nacional de comunidades en alto riesgo y los planes de gobierno no vislumbran el diseñarlo, realizarlo o implementarlo y financiarlo.

Los planes de gobierno no contemplan, ni discuten en profundidad y con mínima seriedad, esta realidad cotidiana vinculada con la prevención y la organización institucional requerida para orientar el proceso permanente de habitar y producir, con una perspectiva mínima de cuenca/cordillera y un enfoque ambiental/regional que comprenda y reduzca en sus diversas escalas el riesgo de desastre y en correspondencia, la emergencia, la rehabilitación y la reconstrucción cuando los eventos destructivos provocan daños y pérdidas de todo tipo.

Mientras tanto… la CNE sigue ahí recibiendo regañadas de la CGR y los partidos políticos, todos, sí TODOS… bien gracias.