jueves, septiembre 04, 2014

Movimiento Social y Ambientalismo

Las iniciativas ambientalistas o las más recientes vinculadas con inversiones en ‘energías limpias’  y temas globales como el calentamiento y el llamado ‘cambio climático’, no han dado pie a la creación y desarrollo o consolidación de movimientos sociales. 

Su activismo ha ido por otros rumbos, más bien centrados en organizaciones más convencionales de carácter privado, ya sean empresas o las viejas organizaciones no gubernamentales o las que se denominan a sí mismas ‘sin fines de lucro’, aunque, como es público y notorio, algunas de ellas, en particular de las más grandes que funcionan como corporaciones multinacionales, con múltiples organismos socios y enormes presupuestos con altas jerarquías muy bien remuneradas.

De hecho han canalizado hacia múltiples organizaciones, algunas tan solo de alcance nacional o regional, muchos de los inmensos fondos de donación, tanto de Estados u organizaciones multinacionales y financieras internacionales como de empresas privadas o los recientes organismos de ‘responsabilidad social empresarial’ y los menos recientes de ‘filantropía’.

Todo ello ha permitido una enorme actividad de protección o promoción de acciones de conservación y desarrollo así como también de publicidad y promoción de nociones, conceptos o propuestas de modos de vida amigables con el ambiente, así como empresas vinculadas a ello, como las de reciclaje o recolección de desechos orgánicos y energía solar, entre otras muchas.

No obstante todo este no ha generado, quizás porque no se lo ha propuesto, un movimiento social que respalde las acciones de organismos privados o ‘no gubernamentales’ y las propias instituciones del Estado relacionadas con tareas ambientales.


A pesar de la inmensa inversión en la temática y activismo ambiental, las grandes masas de la población siguen con escasa información, o si la tienen, no las lleva o motiva a impulsar un movimiento de base popular ni siquiera de fuerza mediana que se haga sentir en el ámbito político o de los movimientos populares organizados con bases sectoriales o territoriales comunitarias.

¿Será acaso necesario ir más allá, dar ese salto que va de la ONGs y la filantropía a la lucha social y la política así como desarrollar o impulsar un movimiento social de lucha por el ambiente y la sostenibilidad de la vida en la tierra para las futuras generaciones, o bastará con las formas empresariales o ‘sin ánimo de lucro’ (que generan tanto lucro para los gerentes) que han permeado la actividad ambientalista durante décadas?


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