Leonardo
Garnier ha sido uno de mis mejores amigos desde inicios de los años 1970s,
cuando nos conocimos en un grupo de estudio en la UCR y después en FAENA. Y
compartimos casi una década laborando en los Seminarios de Estudio Independiente
y de Realidad Nacional en la UCR. Luego
formamos un instituto de investigación (llamado INCED) con otros amigos y
compañeros de la UCR/UNA, cuando las ONGs no se llamaban ONGs, en 1983 y nos
unimos a la red de CRIES (con sede en Nicaragua y con socios en toda Centro América
y el Caribe), para iniciar una investigación sobre ‘cadenas productivas’.
Leonardo asumió la coordinación del equipo de la primera investigación sobre la
‘cadena del banano’, con financiamiento de CRIES y en concordancia con la
realización de la misma investigación en varios países.
Con base en
ello y los ingresos de algunas otras investigaciones, parte del grupo fundador
de INCED (que desapareció de hecho), fundó la Asociación Alternativas de
Desarrollo, lo que modificó el número y la cantidad de asociados, incluyendo el
hecho de que yo ya no formé parte formalmente de esa nueva organización, es
decir la Asociación Alternativas de Desarrollo, aunque me integré a sus actividades,
con mis proyectos varios años después, a mi regreso al país.
En sus diez
primeros años la Asociación Alternativas de Desarrollo se mantuvo participando
en varias investigaciones en temas económicos y sociales. No era una ‘empresa
consultora’, sino más bien un instituto de investigación y realizó diversas
publicaciones como resultado de
investigaciones que completó con financiamiento de diversidad de organismos
internacionales en programas de apoyo a temas de carácter social y económico.
Esta
asociación terminó de hecho su vida jurídica hace más de una década, pues desde
hacía años, desde mediados de los años 1990s, los antiguos socios fundadores,
incluyendo a Leonardo, se habían ido a diversas actividades profesionales, o
habían fundado otras empresas, o se habían integrado a labores de gobierno, en
particular a la administración 1994/1998. Así, la asociación inscrita por la Ley #218
perdió con el tiempo su vida jurídica, por falta de realización de asambleas
para renovar su directiva, y de hecho se inició el proceso de caducidad de su
existencia, como establece la ley.
A inicios de los años 2000s ya solo tres miembros de Alternativas quedábamos,
pero ya no actuando como Asociación, la que jurídicamente no se había
renovado, sino como consultores individuales, por lo que finalmente cerramos
incluso la oficina, ya por el 2004, y continuamos en el ejercicio profesional,
cada quien en lo suyo.
La labor de
Leonardo y su equipo en el MEP ha tenido un impacto significativo que me parece
positivo, pero también me parece que sí se cometieron errores serios en los
procesos de contratación que se han divulgado. Ese tipo de errores, más allá de
las implicaciones legales o administrativas, usualmente solo se terminan de
saldar con la renuncia a esos altos
puestos, aunque luego de las investigaciones no se encuentre ninguna ilegalidad
y sea muy lamentable que se descontinúen programas esenciales.
Leonardo ha sido durante las últimas cuatro décadas, en
que lo he conocido, un profesional de altísimo nivel, con extraordinaria
capacidad de trabajo y a la vez, con una honestidad sin tacha, de la que no
dudo, aunque en algunos momentos o situaciones no concordemos en
diversidad de asuntos políticos, ideológicos o relativos al ejercicio de la
administración pública. Ciertamente,
espero que no se vea forzado a renunciar y pueda concluir esos programas en que
él y su equipo de apoyo del MEP han puesto tantísimo empeño.
Espero y
confío en que Leonardo seguirá siendo uno de mis mejores amigos, de esos de
toda la vida, en las buenas y las malas; lo mismo que su familia: su esposa, quien
ha sido mi médica de cabecera durante treinta años y sus hijas a quienes conozco
desde su más tierna infancia y siempre las
he considerado como mis sobrinas.
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